jueves, 12 de junio de 2025




                                        “Enséñame…”



 



Este tatuaje no es piel decorada. Es un epitafio para los instantes que te arrancaron algo y no devolvieron nada. Lo que ves no es tinta, es el eco

de un grito convertido en verso, tallado en la carne como una confesión sin testigos.

miércoles, 20 de diciembre de 2023

Siempre vienes a mí

Cuando la tarde se apaga con sus colores agotados, desvaneciendo tu silueta efímera, los rayos naranjas, atravesados por rojos oscuros y destellos carmesí, pelean juguetones por entrar en la retina de mis ojos.

Esas luces, que apenas me dejan ver, en mi mente se recrean luminosamente y se apagan con el crepúsculo. Y bajo la noche, las estrellas juegan a brillar, seguras y engreídas; se creen únicas y vanidosas. Con desdén, invaden mi cielo sin reservas, extendiéndose sin tregua hacia el infinito universo. Se despojan suavemente de la discreción que la gravedad desnuda: sus pálidos cuerpos.

Fresco viento que ansía revelar mis pensamientos agrietados y descompuestos —irreflexión pura—. Es un letargo de ensueño, impalpable, que se arremolina ligero. Tu sombra calienta mi piel sin tocarme, despojándome de todo compromiso. Deseo robar los colores que abrazan esta noche incipiente. Son colores densos de júbilo, resbalando por tu suave torso. La tarde se eclipsa, abriéndose paso entre tus cabellos castaños, cuyos reflejos dorados juegan con el viento, portando los susurros livianos de los viejos sauces.

Meditabundo, improvisando sensaciones. El tiempo juega imprudente, intentando llevarse el aroma de tu piel, que brota en el umbral de mi memoria agotada. Pero recobro fuerzas para atraer la suave caricia de tus labios. Mis sueños te piden: ¡no te vayas! Abandonarme no es lo tuyo, porque siempre apareces sin llamar, con el beso que me has de robar mientras duermo.

Mirando tras mi ventana, vuelvo a perderme en los pensamientos, mientras el tiempo se engulle las caricias delicadas de tus labios. Imagino el bello contorno de tus pies, que me seducen bajo las caricias del viento impertinente, que improvisadamente sacuden mis pensamientos, devolviéndome a ese vacío seductor.

Sacudiendo mis cabellos rizados, voy persiguiendo los recuerdos borrosos que te persiguen hasta el cansancio. Sin poder alcanzarte, pernoctan flotando inertes en la noche, sin peso y sin movimiento, hasta que lentamente vuelves a entrar en mis sueños.

Es el aire cómplice que me acerca tu esencia. Al olerte, sé que has llegado. Casi puedo sentir cómo te acercas a mí, sin tocarme, diáfana como siempre: claro y oscuro.

Como vino tinto son tus tibios labios, que apenas rozan los míos, hasta hacer latir mi corazón anhelante de ti.

Pero, al abrir los ojos, te has ido, dejando esas caricias encajadas en mi alma. Solo borrosos recuerdos son tus labios empujando suavemente los míos. ¿Es eso la ternura? Al tiempo, sigo recuperándome del espasmo salvaje de olor, que arrebata y penetra sin permiso alguno. Y sigues atreviéndote a arrebatar de mis sueños livianos y espesos.

Solo eso me has dejado: tú sigues presente aún en la vigilia de mi mente, con esas notas ópalo de fondo, completamente seductoras y translúcidas, que han atravesado mis sentidos, dejando tu huella grabada en mi alma hondamente, y la certeza de que siempre vienes a mí cuando quieres. Esa verdad metafísica de que existes en mí.







lunes, 10 de septiembre de 2018

Quiero hacer contigo
l.
Juegas todos los días con la luz del universo.
Sutil visitadora, llegas en la flor y en el agua.
Eres más que esta blanca cabecita que aprieto
como un racimo entre mis manos cada día.

A nadie te pareces desde que yo te amo.
Déjame tenderte entre guirnaldas amarillas.
Quién escribe tu nombre con letras de humo entre las estrellas del sur?
Ah déjame recordarte cómo eras entonces, cuando aún no existías.

De pronto el viento aúlla y golpea mi ventana cerrada.
El cielo es una red cuajada de peces sombríos.
Aquí vienen a dar todos los vientos, todos.
Se desviste la lluvia.

Pasan huyendo los pájaros.
El viento. El viento.
Yo sólo puedo luchar contra la fuerza de los hombres.
El temporal arremolina hojas oscuras
y suelta todas las barcas que anoche amarraron al cielo.



Tú estás aquí. Ah tú no huyes.
Tú me responderás hasta el último grito.
Ovíllate a mi lado como si tuvieras miedo.
Sin embargo alguna vez corrió una sombra extraña por tus ojos.

Ahora, ahora también, pequeña, me traes madreselvas,
y tienes hasta los senos perfumados.
Mientras el viento triste galopa matando mariposas
yo te amo, y mi alegría muerde tu boca de ciruela.

Cuanto te habrá dolido acostumbrarte a mí,
a mi alma sola y salvaje, a mi nombre que todos ahuyentan.
Hemos visto arder tantas veces el lucero besándonos los ojos
y sobre nuestras cabezas destorcerse los crepúsculos en abanicos girantes.

Mis palabras llovieron sobre ti acariciándote.
Amé desde hace tiempo tu cuerpo de nácar soleado.
Hasta te creo dueña del universo.
Te traeré de las montañas flores alegres, copihues,
avellanas oscuras, y cestas silvestres de besos.

Quiero hacer contigo
lo que la primavera hace con los cerezos.


Pablo Neruda.

viernes, 29 de julio de 2016




         


             El órgano sexual sexual más importante es el cerebro

                                     

        










 al final lo que realmente cuenta es que hayas amado.  

martes, 1 de septiembre de 2015

memoria





   

Búscame el día que tus ojos ya no griten silencio, cuando tus  recuerdos recuperen la memoria.

                                         anonimo.


lunes, 3 de noviembre de 2014

                                   

                                                             La noche complice de placer